martes, 8 de abril de 2008

Un poco de poesía

MUSICA
La orquesta inicia un allegro aristocrático
adorándose a sí misma.
Al llegar el fagot con su voz de gigante
enamorado de la flauta dulce,
las cuerdas suspenden sus arcos en el aire
porque no pueden soportar la expresión
para ellas cavernícola del fagot.
Sólo vuelven a deslizarse
en cada respiro del intruso,
que intensifica su gravedad hasta dejar
a las cuerdas por debajo de su voz.
Entonces las cuerdas inician un ritmo ascendente
contra ese instrumento que suponen
desprestigia a la orquesta.
Y aunque el fagot resentido sigue
expresándose burlonamente por lo bajo,
las cuerdas consiguen sobrevolar
la orquesta en el final del concierto.
Francisco Gandolfo (Córdoba, 1928)